Es curioso ver cómo tenemos la tendencia natural de aferrarnos a las cosas que nos gustan, a nuestras aficiones y en definitiva a todo lo que nos hace sentir bien. Si te gustan los deportes de motor, concretamente la fórmula uno, puedes tener la tendencia a ser aficionado de una escudería en particular o preferir seguir la trayectoria de un piloto a largo de toda su vida deportiva. No es ni mejor ni peor una cosa que otra. Simplemente es cuestión de preferencias, es una opción como cualquier otra en la vida. Probablemente nos terminemos identificando con los sentimientos asociados a ese equipo de fórmula uno o de ese piloto, y al igual que protegemos a nuestra familia o a nuestros amigos, tendremos la tendencia de salir en defensa de lo que consideramos algo nuestro. Ya no es simplemente una ficción, se ha convertido en un sentimiento que hemos adoptado como propio y que nos va a provocar felicidad, tristeza, angustia, euforia, rechazo y un sinfín de sentimientos provocados por las circunstancias.
El ser fan no es particularmente bueno o malo. Simplemente te identificas como seguidor de algo de alguien. Lo malo es cuando caes en el lado oscuro y te conviertes en un fanático extremo que tiende a atacar a todo aquel que no piensa como tu. Si critican al piloto que te gusta, inmediatamente vas escribir un comentario negativo u ofensivo a aquel que se ha atrevido a mancillar el honor de tu piloto, de tu héroe. Si caes en la falta de respeto a la gente que es aficionada como tú a los deportes de motor, pero que no piensas igual que tu o que simplemente no les gusta una acción o actitud del piloto al que sigues, deberías simplemente dar tu punto de vista y darte cuenta que en la disparidad de criterios y opiniones, está en la riqueza del debate. Las otras personas que lean esos comentarios, siempre dentro de un respeto mutuo, podrán escuchar las diferentes voces, opiniones y razones sobre un determinado tema y obtendrán una riqueza informativa brutal. Pero insisto en que no podemos caer en la provocación y mucho menos ser nosotros los provocadores, porque entonces deja de ser una afición, para convertirse en una obsesión tóxica para ti y para los que te rodean.
Un grupo de Facebook no puede servir para alimentar tu ego. Un grupo sirve precisamente para compartir tu opinión y escuchar lo que tienen que decir los otros integrantes del grupo. La verdad es que Facebook está organizado o estructurado de tal manera para alimentar tu tendencia a unirte a grupos de gente que crees que piensan igual que tú. Si te encuentras con lo contrario o consideras que te están ofendiendo de cualquier manera, ya sea por el tipo de lenguaje o porque crees que se ataca a lo que a ti te gusta, lo normal es que lo abandones y busques alternativas. Nunca abraces la cultura del odio. No te conviertas en hater. No merece la pena. Facebook es un altavoz donde se escucha la voz de tu otro yo, el que normalmente no eres capaz de mostrar en la vida real, tanto para lo bueno como para lo malo, así que úsalo para vivir sanamente tu afición, hacer amigos con los que compartir impresiones e ilusionarte con el heroe que sigues cada gran premio y que se juega la vida cada semana para alimentar tu ilusión por este gran deporte.
Autor: Ángel Castillo
![]() |
foto: reuters |
Un grupo de Facebook no puede servir para alimentar tu ego. Un grupo sirve precisamente para compartir tu opinión y escuchar lo que tienen que decir los otros integrantes del grupo. La verdad es que Facebook está organizado o estructurado de tal manera para alimentar tu tendencia a unirte a grupos de gente que crees que piensan igual que tú. Si te encuentras con lo contrario o consideras que te están ofendiendo de cualquier manera, ya sea por el tipo de lenguaje o porque crees que se ataca a lo que a ti te gusta, lo normal es que lo abandones y busques alternativas. Nunca abraces la cultura del odio. No te conviertas en hater. No merece la pena. Facebook es un altavoz donde se escucha la voz de tu otro yo, el que normalmente no eres capaz de mostrar en la vida real, tanto para lo bueno como para lo malo, así que úsalo para vivir sanamente tu afición, hacer amigos con los que compartir impresiones e ilusionarte con el heroe que sigues cada gran premio y que se juega la vida cada semana para alimentar tu ilusión por este gran deporte.
Autor: Ángel Castillo
Comentarios
Publicar un comentario